Posteado por: Blas | 4 junio, 2010

Sobre el valor de los ideales

Sobre el valor de los ideales

Los ideales tienen un papel en la vida

Desde que tengo uso de razón creo haber sido idealista, es decir, he creído en un mundo mejor, el cual tenía unas características muy concretas, por lo tanto la realidad en la que vivía debía asemejarse al modelo, o al ideal que mi interior alimentaba, en parte gracias a las lecturas, también a las experiencias, y enseñanzas, que iba atesorando y asimilando.

En ese idealismo he vivido durante muchísimos años, hasta que me di cuenta que esa actitud falseaba lo que la propia vida en realidad me mostraba, a eso hay que añadir, entre otras muchas lecturas, la tremenda reprimenda de Nietzsche a todo lo que sea creencia religiosa, filosófica o científica, pues eso siempre es un condicionante para la verdadera y genuina expresión de la naturaleza humana. También podemos añadir las enseñanzas de un Krishnamurti cuando dice ?La verdad es una tierra sin caminos?, arremetiendo contra todo concepto que pretenda suplantar a ?la verdad?. Y por nombrar a alguien contemporáneo, están ahí los libros de Eckhart Tolle, especialmente su éxito de ventas ?El poder del ahora?, mostrando que toda forma de recuerdo y toda proyección hacia un futuro mejor nos arrebata el mayor de los tesoros, el ahora, el presente y nuestra presencia consciente en él.

Con todo esto, y lo mucho que omito pero en una misma línea, no puedo sino tener muy serias dudas sobre la validez de los Ideales. ¿Estuve equivocado todo este tiempo? No lo creo, simplemente me dejé llevar por mis necesidades, y los ideales tienen un poder de cristalización muy fuerte, ayudan a mucha gente a canalizar sus inquietudes (entre la que me incluyo), a sobrellevar una vida aparentemente sin sentido. Son como flotadores de certezas en un mundo lleno de incertidumbres. Por eso respeto los ideales, y a aquellos idealistas que sinceramente los siguen, aunque para mí, a estas alturas de mi vida, me parezca un error permanecer en ellos por mucho tiempo, pues se corre el peligro de creer que ya hemos llegado allí a donde tengamos que llegar, de confundir un flotador con ?la verdad?, de ver el mundo a través de un esquema preconcebido.

Sírvanse de ellos quienes sientan necesitarlos, pues para mí son infinitamente más reales y enriquecedores que una vida vacía, pero también un obstáculo para quienes empezamos a gustar de la reflexión, y lo maravilloso que es descubrir, por uno mismo, los pequeños secretos de la vida.


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